miércoles, 15 de abril de 2015

Tinku Yaymay… de Buenos Aires a Formosa

Un grupo de alumnas egresadas del 2014, viajó a Formosa para compartir una experiencia misionera junto a las hermanas de la Compañía que allí viven.

Carta de una viajera.

Un día la Hermana Florencia nos mostró algunas imágenes mientras nos contaba algo de la realidad de San Martín II (en la Provincia de Formosa) lugar donde la Compañía de María tiene una comunidad donde viven algunas hermanas. Nos impactó mucho la pobreza del lugar y el reconocer una realidad de nuestra Argentina tan distinta a la que vemos y vivimos en Buenos Aires.

El Colegio tiene espacios donde compartimos con gran sentido de solidaridad para otros que necesitan; sin embargo esto nos llegó diferente, pues las cifras se convertían en rostros de niños que sufren. Entonces nos quedó la inquietud de por qué no ir a ese lugar para conocer a otros y promover un “ENCUENTRO”. Hicimos la propuesta a los directivos de nuestro Colegio de Céspedes, con el deseo de poder reunir fondos que nos permitieran llegar hasta el lugar para ver cómo continuar haciendo posible la solidaridad en ese contexto. Muchas personas de la comunidad como amigos, padres de familia, profesores, entre tantos otros, colaboraron para hacer posible la llegada hasta San Martín II durante la primera semana de marzo del 2015.

Planificamos y organizamos las actividades a realizar, qué llevar, con quiénes compartir en el lugar, se nos sumó una madre de familia, quien ofrecía la posibilidad de hacer algo de “prevención odontológica” con los niños del lugar.

Un momento interesante fue el preguntarnos ¿por qué y para qué ir? Lo que nos llevó a buscar un nombre que diera una identidad al grupo de 7 personas que íbamos a viajar hasta San Martín II. Nos resonaba mucho el término de “encuentro”: con otras personas, otra zona, otra realidad. Nos identificó la palabra en Aymara Tinku = “encuentro”, luego Yaymay: “ayudar o dar ayuda”. Ambos conceptos nos daban mucho sentido para lo que deseábamos que fuera la experiencia.

Al momento de partir, en Retiro: Julie, Lely, Julieta, Lula, Charo, Mabel y Silvia, sentimos: ansiedad, expectativas, ganas de llegar pronto. Luego de 24 horas de viaje con algo de frío, incomodidad, cansancio y muchos bolsos, nos recibió en Formosa un joven que nos esperaba para continuar el viaje a San Martín II, a más de 350 km.

El calor era increíble y la gente muy amable. Sentimos la calidez de la acogida. Nos recibieron en la Casa de un Campesino, lugar que se convirtió en nuestro hogar, durante la semana que estuvimos allí. Conocimos a los niños de diversas colonias, a las comunidades eclesiales, a jóvenes, la escuela de los Pilagás, las mujeres Artesanas de la vida y el pueblo que desde lo que es, nos hizo experimentar la fuerza de la alegría, la escucha, el calor, junto a la integración entre nosotras viviendo una situación totalmente nueva. 

Hubo momentos donde experimentamos la necesidad imperiosa de beber agua, como también la toma de conciencia de cuidarla. El conocer un lugar diferente deja un sabor positivo, indescriptible y muy en el corazón junto al gran deseo de COMPROMISO para continuar trabajando. Sobre todo, valorar que NO SE NECESITA TENER PARA SER, sino que se es feliz cuando aceptás la vida como se nos regala y descubrís cuánto tenemos para AGRADECER “Nos comprometemos a hacer posible que otros conozcan y trabajar para llegar a tener MÁS ENCUENTROS que hacen sentir que OTRO MUNDO ES POSIBLE, cuando nos descubrimos como personas y desde lo que somos. Ya seguiremos compartiendo los siguientes pasos a dar en servicio y solidaridad”.










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